La explotación infantil es un mal bastante extendido, en varios países de Asia, África y Sudamérica es bastante común y está entre las grandes tragedias que marcan la vida de muchos niños de modo irreversible.

Los cerrajeros suelen decir que “un problema que necesita de una atención inmediata no se puede postergar» lo mismo sucede con la explotación infantil,  que en hora buena está siendo cada vez más reconocido por muchas personas.

Modalidades del trabajo infantil

¿Qué modalidades presenta el trabajo infantil? La mayor parte de los niños trabajadores desempeñan sus labores en el servicio doméstico. A estos se les ha denominado “los niños más olvidados del mundo”

. El trabajo doméstico no es necesariamente peligroso, pero muchas veces lo es. Los trabajadores domésticos infantiles a menudo reciben poca o ninguna paga; además muchas veces sujetos a los caprichos de sus patronos.

Una de las cosas más graves es que  se les priva del afecto, de la educación, del juego y de la actividad social, cosas esenciales en el desarrollo normal de un niño además muchos jóvenes  son vulnerables al abuso físico y sexual.

Otros niños se hallan sometidos a trabajos forzosos o en condiciones de servidumbre. En el sur de Asia, así como en otras regiones, los padres entregan sus hijos, a menudo de ocho o nueve años.

Estos son enviados a los propietarios de fábricas o a sus representantes, a cambio de pequeños préstamos. Toda una vida de servidumbre del menor ni siquiera alcanzará para reducir la deuda.

¿Y qué decir de la explotación sexual infantil con fines comerciales? Se calcula que al menos un millón de niñas al año caen en las redes del mercado sexual infantil. Muchos niños varones también son víctimas de tal explotación.

Un alto porcentaje de niños trabajadores son explotados en la industria y las plantaciones. Estos niños trabajan penosamente en las minas efectuando tareas que se consideran demasiado arriesgadas para los adultos.

 Muchos padecen tuberculosis, bronquitis y asma. Los que laboran en las plantaciones están expuestos a la inhalación de insecticidas y a las picaduras de serpientes e insectos.

Una infancia arruinada

A causa de estas formas de trabajo infantil, decenas de millones de niños se hallan expuestos a graves peligros, ya sean derivados de la naturaleza del trabajo o del entorno deplorable en que lo realizan. Los niños y los adolescentes son más propensos que los adultos a sufrir accidentes laborales graves.

El trabajo pesado puede deformarles fácilmente la columna vertebral o la pelvis. Además, la exposición a las sustancias químicas nocivas o a la radiación afecta más a los menores que a los adultos.

Aparte de eso, los niños no tienen la capacidad física necesaria para realizar durante largas jornadas un trabajo extenuante y monótono, como el que con frecuencia les toca hacer. Tampoco suelen estar al tanto de los peligros que corren ni de las precauciones que deberían tomar.

Los efectos del trabajo infantil en el desarrollo psicológico, emocional e intelectual de los niños también son graves. Están privados de cariño. Muchas veces se les golpea e insulta, se les castiga dejándolos sin comer, o se abusa sexualmente de ellos.

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